La receta del «saber estar»

In Cosas Pequeñas, Saber estar, Virtudes by Marta Cuevas1 Comentario

El otro día vi mi viaje de vuelta a casa en el autobús amenizado por una señora que discutía por el móvil a grito pelado. La señora en cuestión iba acompañada de su hijo, que también hablaba como si los de su alrededor estuviésemos sordos, contestaba a su madre de cualquier manera y usaba unas palabras que eran  como para lavarle la boca con jabón. No me hubiera gustado ser la persona que estaba al otro lado del teléfono.En contraposición a esto, una  madre con sus niños se preocupaba por ceder el asiento a una pareja mayor que entraba en el bus. Clara diferencia entre las dos situaciones. Y aquí arranca mi entrada de hoy, que habla sobre el saber estar y el tono humano.

No es lo mismo estar en tu casa que estar en el autobús, en  el trabajo, en  la piscina, en una cena de gala o tomándose una caña con los amigos. No es lo mismo por muchos motivos, y eso debe notarse también en la forma de comportarse, de vestir, de estar...Hay que adecuarse a cada situación, sin perder nunca el tono humano, estemos en la situación en la que estemos. Hay cosas que son normas de urbanidad, manifestación de respeto hacia los demás, «saber estar», que son válidas siempre y en cualquier circunstancia.

 La receta del saber estar es una receta que hay que aprender. Por lo que tengo entendido antes era una asignatura más en el colegio. Pero donde principalmente se aprende a hacer esta receta es en casa. La receta del saber estar  tiene varios ingredientes esenciales:

1. 250 gr de cuidado del lenguaje. Cada situación tiene un lenguaje propio pero lo que hay que evitar siempre es la vulgaridad. Está muy de moda decir cuatro tacos en una frase de cinco palabras. No digo que haya que hablar como si de una enciclopedia se tratase, de manera pedante o incomprensible, cursi o repelente, pero tampoco hay que exagerar las palabrotas o las expresiones groseras, incluso estando entre amigos.  También es importante cuidar el tono de voz; una conversación a gritos, sobre todo en un lugar público resulta escandalosa y llamativa.

Este es un tema que se educa mucho en la familia, porque es donde los niños aprenden a hablar. Las expresiones se contagian muy fácilmente por lo que si cuidamos el lenguaje, nuestro entorno se beneficiará de ello.

  2. 100 ml de elegancia, porte y cuidado en  la forma de vestir. Llega el verano, hace calor…pero, ¡no por eso hay que ir en bikini por la calle! Claramente estoy exagerando, pero lo que es verdad es que en verano se hace especialmente delicado este tema. Las prendas de vestir se llaman como se llaman por algún motivo y si existe una prenda que es «ropa interior», es porque es interior, y no hace falta que todo el mundo lo vea por la calle.  Está muy bien vestirse también pensando en los demás, en los que están con nosotros, y buscar las prendas que mejor definan nuestra personalidad, que realcen nuestra mirada, que reflejen lo que llevamos dentro, que es lo que realmente nos hace distintos y amables para los demás. El enseñar más o menos no nos hace distintos y sólo provoca el que los demás se queden el en exterior, sin valorar nuestra personalidad propia. ¿Por qué prefieres ser valorada: por cómo eres o “por lo buena que estás” (hablando mal y pronto)? Creo que esta pregunta lo resume todo. Que cada uno saque sus conclusiones y decida qué prefiere…

3. Tres cucharadas de lenguaje corporal adecuando. En la piscina se está perfectamente tumbado en el césped, en una terraza se está sentado más relajado, en una reunión de trabajo la actitud es distinta…el lenguaje corporal es casi tan importante como el lenguaje oral.  Por eso hay que cuidarlo y saber lo que queremos transmitir con nuestros gestos y posturas. Hay formas y formas de sentarse, y no da igual cómo lo hagamos dependiendo de la situación en la que nos encontremos.

   4. Una pizca de cuidar la forma de tratar a los demás. Este es también un nivel básico de urbanidad para poder vivir en sociedad. Hay que aprender a tratar a cada uno según la relación que se tenga con esa persona, según su edad… Un novio  que saber tratar a su novia con delicadeza, cuidarla y respetarla es una maravilla. Un hijo tiene que tener el debido respeto hacia sus padres y no tratarles como un colega, como también está muy de moda hacer. En un lugar público alguien que sabe ceder el sitio a una mujer embarazada, a un anciano,hace la vida más fácil a los demás… Son sólo algunos ejemplos de cómo se puede cuidar este aspecto.

Vivimos en sociedad y por lo tanto estamos casi siempre con otras personas. Creo que el tono humano es una receta indispensable en nuestra vida. El saber estar es importante porque nos perfecciona como personas. Si tomamos nuestra dosis diaria de estos ingredientes la convivencia con los demás será de verdad muy agradable. 

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