No todos los tesoros son de la misma calidad. Incluso puede haber cofres llenos de oro y piedras preciosas de plástico. Relucen, sí, pero al morderlas te das cuenta de que no son de verdad. Los tesoros no son abundantes, y por eso tienen tanto valor. Los verdaderos amigos son un tesoro, se cuentan con los dedos de las manos. Son pocos, pero valen mucho.
Hay amistades que se forjan desde edades muy tempranas, desde la etapa escolar. Durante los años de universidad se hacen también muy buenos amigos. Estos amigos hay que conservarlos y cuidarlos porque llega un momento en la vida en que cada uno sigue su propio camino. La vida se complica y se hace más difícil encontrar tiempo para tratar a los amigos como se hacía antes. Es sobre todo en esos momentos en los que los que son amigos de verdad se diferencian de los conocidos y compañeros.
La amistad enriquece a nuestros amigos y nos enriquece a nosotros porque nos hace más generosos, más capaces de darnos. Cuanta más gente seamos capaces de albergar en nuestro corazón, más crecerá éste. Y cuanto más crezca nuestro corazón, más gente cabrá dentro. Es un círculo virtuoso que conviene alimentar.
Hay que aprender a cultivar la amistad. La amistad no es algo ganado de una vez para siempre. Requiere tiempo, cuidados, pensar en los demás. Es importante tener las cosas de nuestros amigos en la cabeza y, aunque no sea posible verse con la frecuencia con la que nos gustaría, hacerles notar que seguimos ahí. Estamos en la era de la comunicación: internet, smartphones, redes sociales…¡todo a nuestro servicio para poder estar en contacto! Hagamos uso de estas herramientas también para cuidar la amistad.
¿Y cómo se cuida a los amigos? Se les cuida preguntando por su examen, por esa entrevista de trabajo o por ese familiar enfermo que sabemos que tiene. Se les cuida llamando de vez en cuando para ver cómo va todo y preguntar cuándo se puede quedar. Se les cuida aprovechando muy bien los ratos que podamos compartir, aunque sean pequeños. A veces se requiere un esfuerzo por intentar coincidir con ellos y adaptar planes. Se cuida a los amigos interesándonos por sus cosas, comprando una postal que hemos visto y que nos recuerda a ellos. También se les cuida comprendiendo, perdonando, pidiendo perdón, sin perder la paciencia. En realidad hay tantas formas de cuidar a los amigos como personas hay en el mundo, porque cada uno es único y requiere un trato único.
Siempre se puede mejorar en la amistad. Gracias a Dios nos podemos superar día a día. ¡Si no esto sería un aburrimiento!
Es de bien nacidos ser agradecidos. Con este post quiero dar las gracias a mis amigos por todo lo que me dan, por ser como son, porque me hacen crecer, porque son maravillosos. Gracias a cada uno, con nombre y apellido. Cada uno de vosotros sois un verdadero tesoro. ¡Muchas gracias!