– «¿ Cuánto vale esto?». Típica pregunta que oye la dependienta de una tienda unas cuantas veces al día.
– “ 25 euros”. Típica respuesta a la que cualquier consumidor está acostumbrado.
Entonces, ¿el precio es el valor de algo?. Solemos usar estas dos palabras: precio y valor, “cuanto cuesta” y “cuanto vale”, como sinónimos. Si nos paramos a reflexionar un poco nos damos cuenta de que no significan exactamente lo mismo.
Hay bienes que tienen un elevado precio y sin embargo pueden carecer de valor. Un niño que recibe de su atareado padre regalos muy caros puede no valorarlos, porque lo que realmente valora es la presencia de su padre. Esa presencia es tan valiosa que no se suple con cosas muy caras.
Visto desde el otro lado, hay otras muchas cosas a nuestro alcance que tienen un gran valor y que en ocasiones no apreciamos. Quizá porque valen poco en términos de dinero. O incluso son gratis. Puede que nos hayamos acostumbrado a ellas. Sin embargo, si nos faltaran las echaríamos de menos.
Hay que revalorizar estas cosas y admirarse cada día. Hay que revalorizar las sonrisas, los buenos momentos con los amigos, una buena película en casa, un señor que toca el acordeón en el metro, un gesto amable, una puesta de sol, una conversación bonita con alguien… Si valor y precio fueran lo mismo, todo esto no sería valioso, porque no cuesta dinero. Pero creo que estamos todos de acuerdo en que su valor es dificilmente calculable.
Como bien dice el conocido eslogan: “Hay cosas que el dinero no puede comprar”. Estamos en tiempos económicamente difíciles. Es un tiempo estupendo para volver a valorar todo aquello que el dinero no puede comprar.
Con esta idea acabo este post, no sin antes desearos un feliz fin de semana e invitaros a escuchar esta canción que nos recuerda que «lo que más vale en el mundo no se compra con dinero».
Comentarios
estas iluminada…conserva la llama