Ya es Navidad en las calles y los centros comerciales. Las tiendas están decoradas, las avenidas llenas de luces…todo está preparado para recibir la gran fiesta de la Navidad. ¿Y nosotros? A pocos días de Nochebuena, estamos metidos en la vorágine de los últimos preparativos. Pero…¿de los últimos preparativos para qué? Creo que es bueno que nos planteemos estas preguntas para vivir esta Navidad de manera intensa y dándole su verdadero significado: el nacimiento del Niño Jesús.
Como parte de la celebración, no faltan los regalos. En este post quiero dar algunas ideas para añadir a nuestra larga listas de regalos aún pendientes. Estas ideas de regalo son muy especiales porque no requieren de dinero, sino de tiempo, que es a veces lo más difícil de dar. Los regalos se hacen pensando en hacer feliz al que lo recibe. Estos regalos que os propongo pretenden dar un poco de nosotros mismos a aquellos que durante estas fechas especialmente entrañables se encuentran faltos de cariño, de medios económicos, de salud o de compañía.
1. Cuidar con especial cariño a los miembros de nuestra familia que están enfermos o más necesitados. Este es el primer regalo que podemos, y debemos, hacer. Puede ser el momento, por ejemplo, de ir a visitar a aquel abuelo o tío abuelo que vive en una residencia y que muchas veces se encuentra solo. Puede ser el momento de dejar de lado antiguos rencores y de acercarnos a aquel pariente con el que no nos hablamos por algo que ocurrió. Es el momento, en cualquier caso, de poner especial empeño en demostrar nuestro cariño a los nuestros.
2. Donar sangre. Hay muchos enfermos cuya salud depende de este gesto de generosidad por nuestra parte. Donar sangre es donar vida, y sólo se necesita dedicar algo de tiempo. Siempre recordaré cómo me describía alguien muy querido para mí, y que recibió una trasfusión, lo que esto supuso: «Empecé a notarme con más fuerza, sentía como la vida iba volviendo poco a poco a mí.» Que un gesto tan pequeño como este pueda salvar vidas y recuperar enfermos debe animarnos a colaborar en la medida de lo posible.
3. Acompañar a los sin techo llevándoles un café caliente por la mañana. Esto supone madrugar un fin de semana, pero este esfuerzo se ve compensado con creces. Además este gesto nos ayudará a valorar el hecho de tener un sitio donde dormir, y un desayuno todos los días.
4. Llevar cestas para navidad a familias necesitadas. Esta es una de las experiencias más bonitas que he vivido. Llegar a la casa de una familia humilde y sin recursos llevando algo de comida y algún juguete para los niños y ver su agradecimiento es un acto que no sólo ayuda a quienes lo reciben si no que llena por dentro al que dedica su tiempo.
5. Hacer compañía y que pasen un rato agradable los niños o ancianos hospitalizados o solos. Pasar las fiestas navideñas en un hospital es especialmente duro. Dando un poco de nuestro tiempo, jugando un rato con los niños, charlando con los adultos, hacemos que se olviden por un momento de sus dolencias.
6. Revisar el armario y desprendernos de prendas que no usamos y que se amontonan para dárselas a gente necesitada de ellas.
Estos regalos que podemos ofrecer a gente necesitada por cualquier motivo, no dejan de ser un «auto regalo». Dar un poco de nosotros mismos, dar nuestro tiempo, nos llenará de alegría y ese es el mayor regalo que se puede recibir.
Los 6 que he mencionado son sólo un botón de muestra. Ojalá que a partir de ahí salgan muchos más de nuestra imaginación y que se prolonguen a lo largo de todo el año que está a punto de comenzar.
¡Feliz Navidad!