La carrera ganada de María de Villota

In Actualidad, Virtudes by Marta CuevasDejar un comentario

El otro día leí una entrevista a María de Villota, piloto de Fórmula 1 que sufrió un grave accidente hace unos meses, del que ha salido viva de milagro. La entrevista es sobrecogedora ya que, lejos de quejarse, de ver su dramática situación como una carrera perdida que le aleja definitivamente de su sueño, que son los coches de carreras, María afronta las cosas desde otra perspectiva: desde el agradecimiento y el optimismo, algo que puede parecer incompatible dadas las circunstancias.

Para ella  «Esta carrera la he ganado porque estoy viva». Ha perdido un ojo, se le ha desplazado el cráneo…pero está viva. En lugar de quejarse por lo que ha perdido, la piloto valora más que antes lo que tiene. Incluso es capaz de dar un sentido positivo al hecho de haber perdido un ojo: «Ahora que solo tengo un ojo, quizás percibo más cosas que antes, mi vida era una contrarreloj total, era una lucha contra el crono, y ahora es cuando veo que hay que parar y medir las cosas de otra forma. Ya no son décimas de crono, sino los pequeños momentos». Y en cuanto al futuro, está convencida de que algo grande le espera, de que si esto ha sucedido es porque su futuro estaba quizá en donde menos lo pensaba ella, pero no por ello va a ser malo.

También me han parecido conmovedoras las palabras de su hermana al referirse al accidente, que desgraciadamente presenció. Cuenta como, inmediatamente se postró sobre la pista rezando para que su hermana saliera adelante, y cuando le dijeron que María estaba viva dijo: «Gracias, Dios mío».

Esta forma de reaccionar ante una situación inesperada y muy negativa no se improvisa.Como bien dice una frase popular » se muere como se ha vivido». En este caso se podría decir que se reacciona ante situaciones extraordinarias como se ha reaccionado ante pequeñas contradicciones. Es una actitud ante la vida, es una forma de enfocar las cosas. Ante los mismos hecho podemos hundirnos o crecernos, según hayamos aprendido a reaccionar. Eso no quiere decir que no cueste, que salga sólo, que se es agradecido y optimista por naturaleza. A nadie le gusta pasar por contrariedades; el pasar por ellas no se elige, pero lo que sí se elige es la manera de tomarlas y de reaccionar ante ellas. Esto requiere de cierto «entrenamiento», igual que las carreras de coches.

Algo que sin duda facilita una buena reacción es darle sentido a las cosas, lo que no quiere decir entender siempre todo. Isabel, la hermana de María, tuvo, a mi modo de ver, la mejor reacción: confiar la vida de su hermana a Dios. Ella no podía hacer nada por salvarla, pero Dios sí. Y María sabe que, si Dios ha permitido que siga viviendo, a pesar del sufrimiento, es porque algo grande le espera. Cuando se tiene el don de la fe uno se sabe en las mejores manos, en las manos de un Padre que no abandona pase lo que pase.

¡Gracias, María por tu ejemplo de lucha! Desde aquí te deseo una pronta y rápida recuperación.

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