El dilema de Bilbo

In A contracorriente, Películas by Marta Cuevas1 Comentario

“El mundo no está en tus libros, está ahí fuera”. Pero el hobbit tenía miedo de lo desconocido, de perder su comodidad, de complicarse la vida sin necesidad.

Bilbo vivía tranquilo en la comarca. Un hobbit más, con una vida como la de los demás; tranquila, sin sorpresas, sin sobresaltos.  Una vida como la nuestra tantas veces; metidos en el día a día, con la nariz pegada al suelo, a nuestras cosas, a no salirnos de lo establecido. “Las aventuras no sirven más que para retrasar la hora de la cena”, pensaba Bilbo. Le gustaba su sillón, sus libros, su casa. Una vida poco arriesgada pero aburrida en definitiva.

Hasta que alguien vino a complicarle la existencia: un mago, Gandalf, que le propuso cambiar el guión. El pequeño Hobbit estaba desconcertado, pero tras su primera negativa, decidió seguir al sabio Gandalf y a la Compañía de los enanos para vivir una vida llena de aventuras; de batallas y pequeñas derrotas, de compañerismo, de lucha,de éxitos, de sinsentidos en ocasiones… pero una gran aventura que tenía un claro objetivo y que merecía la pena.

En este último día del año nos podemos encontrar una marca en nuestra puerta, como le paso a este Hobbit.  Hay dos maneras de afrontar el futuro año :

La primera consiste en encerrarse como caracoles en su pequeña casa, sin salirnos del guión, evitando toda complicación. Una opción a primera vista atractiva y tranquila… lineal. Una opción que acaba siendo aburrida.

La segunda reacción es la de salir de nosotros mismos, adentrándonos con valentía en ríos revueltos si es preciso, “dejando atrás la comarca y poniendo la vista en la aventura”, dejándonos complicar la vida por los demás (por los necesitados, por nuestra familia, por nuestros amigos…), sirviendo, como hizo el pequeño Hobbit.

Gandalf le mostró a Bilbo estas dos alternativas y el hobbit no se arrepintió de haber elegido la segunda.

¿Y si hacemos lo que hizo Bilbo? ¿Y si probamos a dejarnos complicar la vida si es por algo que merece la pena? Si es por luchar por unos ideales nobles, por ayudar a los que lo necesitan, por poner más amor entre los nuestros…la aventura merece la pena, está demostrado.

Os deseo a todos un nuevo año lleno de aventuras que nos hagan crecer, de pequeñas derrotas que nos fortalezcan y de grandes batallas ganadas.

“Si tengo la corriente en contra me entran más ganas de remar”

¡Feliz 2013!

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