Sobre las normas y la ética

In Familia, Temas de interés, Trabajo by Marta Cuevas1 Comentario

Justo antes de irme de vacaciones tropecé con este artículo en la versión online de una revista del mundo financiero que suelo seguir. Aunque en ese momento no podía ponerme a comentarlo lo archivé en mi carpeta de “ideas para el blog” y aquí está. Creo que el artículo toca un tema muy interesante que tiene varios ejes: la norma, la ética, la responsabilidad, la confianza, y que es aplicable a muchos aspectos de la vida.

La norma por si sola sirve para muy poco porque si alguien se la quiere saltar, lo hará de una manera u otra. Más importante que la norma, tanto en la vida profesional como en la vida familiar y social, es la ética, la cultura empresarial en la empresa, el sentido de la responsabilidad y la confianza. Para que las cosas funcionen, es necesario que las ”normas” se “sientan propias”, que estén asimiladas, que salgan “espontáneamente” de uno mismo, por que se han aceptado y se quieren así.

En el terreno de lo profesional, un trabajador llevará mejor a cabo su trabajo si sabe que su jefe confía en sus posibilidades, se siente responsable y trabaja conforme a la ética porque quiere y no por miedo o por normas impuestas sin más. De esta forma, trabajará igual de bien si le ve el jefe que si no le ve.

Una empresa funciona mejor (desde el punto de vista humano) si tiene una cultura corporativa que aglutina a todos sus miembros. Es vital conseguir que los miembros de un equipo se sientan dentro del mismo, estén comprometidos y compartan valores. Todo esto repercute en una mayor eficiencia empresarial.

 De la misma forma, y en el campo de la familia, a un niño que entiende el porqué de las normas, porqué algo está bien o porqué no lo está, que asimila y hace suyas las indicaciones de sus padres, que siente la autoridad pero al mismo tiempo la confianza de sus progenitores, no será necesario perseguirle, amenazarle o castigarle cada vez que deba hacer algo. Cierto es que la vida no es de color rosa y los niños son niños y no ángeles y necesitan muchas veces algo de mano dura, mucha paciencia, explicaciones…pero con perseverancia y ejemplo se van consiguiendo las cosas.

Una familia funciona porque todos sus miembros funcionan, porque comparten valores y “cultura familiar” si se puede llamar así. Una familia funciona cuando cada uno sabe que tiene un papel importante en su casa y sabe dar lo mejor de sí mismo sin llevar contabilidades absurdas de los favores que cada uno ha hecho o dejado de hacer.

Por todo esto es importante la educación en valores, en normas de conducta ética, desde la infancia. Es necesario saber que no todo da igual que no todo vale, que no se trata de cumplir normas impuestas desde fuera, de vivir al límite de las normas, que hay que aspirar a la excelencia personal en todos los aspectos. Esto requiere un ejercicio de reflexión y de asimilación, para aprender a regir nuestro comportamiento por la ética y los valores que llevamos dentro y no sólo por las normas que nos vienen impuestas desde fuera.

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