¡Vive y deja vivir!

In Temas de interés by Marta CuevasDejar un comentario

No es que haya estado en huelga todo este tiempo. Aunque pueda parecerlo, no he colgado el cartel de «Cerrado por Huelga» en el blog… y al hilo de esta frase nace esta entrada.
Amanece el 29 de marzo: ejecutivos en traje, algunos van a trabajar en vaqueros, piquetes, bicis que entorpecen el trafico,algunas tiendas abren a media mañana y cierran cuando ven acercarse a los piquetes….un día raro. El día 29 acaba mal en algunos sitios: heridos, detenidos, vandalismo urbano, contenedores quemados,gente que no ha podido ir a trabajar…
El 29M ha ocupado titulares y redes sociales con distintas opiniones y valoraciones. La huelga general convocada por los sindicatos ha sido un tema controvertido. En mi opinión, en la situación tan grave en la que nos encontramos, querer provocar un parón de la actividad económica no es lo más apropiado. Con los niveles de crecimiento que tenemos, que un día de huelga contraiga aún más el PIB, en un 0,5% según Afi, no hace si no empeorar las cosas. Me parece que la mejor forma de ayudar a los parados es trabajando,para que crezca la actividad económica y por ende se vaya recuperando el empleo. Seguro que muchos de los parados habrían ocupado gustosos el puesto de cualquier trabajador el día de la huelga.
Lo que acabo de exponer no es más que una opinión, como la opinión de cualquier otra persona. Más importante que la discusión de si la huelga está justificada o no, me parece la actitud que se tome ante ella. Estamos en un país democrático y donde hay libertad de pensamiento y de acción. Sin embargo el pasado jueves el ambiente era más bien parecido a una dictadura o a las catacumbas cristianas de hace veinte siglos: trabajadores «camuflados» para evitar insultos de los piquetes, personas obligadas a no trabajar contra su voluntad….
 El derecho a la huelga es eso: un derecho. Igual que el derecho a trabajar. Por tanto, cada trabajador puede elegir libremente entre trabajar o hacer huelga. Tanto una opción como otra es legítima. «El miedo nunca conquistó derechos» leíamos en los panfletos de la huelga. Efectivamente el miedo a hacer huelga es malo, pero el miedo a no hacerla también. Tomar una decisión por miedo,sea cual sea, es malo.
Esta situación me parece una ilustración muy clara del concepto de tolerancia del que he hablado en alguna ocasión. Se puede estar de acuerdo con la huelga general y secundarla, pero lo que no creo que esté justificado es obligar (de la forma que sea) a otros a actuar conforme a lo que a uno le parece. Piquetes informativos sí, piquetes intimidativos no. Que cada ciudadano, libremente pueda decidir qué hacer.
Del mismo modo que no se puede usar el miedo como forma de presión, la violencia que se vió el jueves en algunos sitios hace perder toda seriedad al asunto. Quejarse pacíficamente, civilizadamente, vale. Hacerlo como si de bárbaros se tratase, sin respetar a nada ni a nadie, hace perder al que se queja toda credibilidad.
Como suele ocurrir en la vida, no todo el mundo está de acuerdo en todo. «Obligando» a la gente y utilizando la violencia no se imponen las ideas…En definitiva, y resumiendo de forma básica el asunto: ¡vive y deja vivir!

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