Once reglas de Oro para la vida (II)

In Trabajo, Virtudes by Marta CuevasDejar un comentario

Regla Seis:  No lloriquees por tus errores, aprende de ellos.

El hombre fuerte es el que cae y se levanta con más fuerza. Los errores tienen que servirnos para aprender, para mejorar y para seguir con más impulso. El que se queda llorando en una esquina y lamentándose, se pierde oportunidades futuras. Es cuestión de actitud ante la vida.

Regla Siete: Antes de que nacieras, tus padres no eran tan aburridos como son ahora, ellos empezaron a serlo por pagar tus cuentas, limpiar tu ropa, y escucharte hablar de lo buena onda que eres.Así que antes de que salves las selvas de la contaminación de la generación de tus padres, porque no empiezas por limpiar primero, el closet de tu propia habitación.

«Es de bien nacidos ser agradecidos». Esta regla es una llamada a valorar el trabajo y el esfuerzo de nuestros padres. Si somos lo que somos actualmente, y tenemos lo que tenemos, es en gran medida (y más de lo que imaginamos) gracias a ellos. Hay que ser agradecidos con los que nos han dado tanto,empezando por  la vida, y hacer fructificar con esfuerzo a lo que con esfuerzo se nos ha dado. Y no se agradecen las cosas «queriendo salvar las selvas de la contaminación». La mejor forma de agradecer es mediante obras concretas,como pueden ser el orden en nuestro propio cuarto o la ayuda que prestemos en casa.

Regla Ocho: En la escuela puede haberse eliminado la diferencia entre ganadores y perdedores. Pero en la vida real no.En algunas escuelas se han abolido los reprobados, y te dan las oportunidades que necesites para contestar correctamente y para encontrar la respuesta correcta. Esto no tiene ninguna semejanza con la vida real.

Una vez más,bienvenidos al mundo real. Para ser ganador de verdad en la vida hay que luchar y esforzarse. Quien no trabaja de verdad,haciendo bien las cosas, acabará en el lado de los perdedores. En la vida la buena suerte no funciona siempre (por no decir casi nunca). En la vida no hay exámenes de recuperación y mil oportunidades. Por eso, hay que prepararse para ser capaz de encontrar la respuesta correcta cuando se precise. 

Regla Nueve:  La vida no se divide en semestres. No tendrás vacaciones de verano largas en lugares lejanos, y muy pocos jefes se interesan en ayudarte a que te encuentres a ti mismo. Tendrás que hacerlo en tu tiempo libre.

Desgraciadamente, los tres meses de verano sólo existen durante un tiempo. Después llega el momento de aprender a aprovechar los pequeños ratos libres para descansar con hobbies que nos descansen y ayuden a desconectar. Llega el momento de apurar un rato antes de ir a dormir para leer un buen libro, de aprovechar el fin de semana para practicar deporte, de encontrar actividades de ocio que nos ayuden a encontrarnos a nosotros mismo. Todo esto requiere mucho aprovechamiento del tiempo. La frase: «tengo tres meses para hacerlo», se convierte en: «tengo un fin de semana para hacerlo». Por eso hay que sacar el máximo partido de esos ratos libres y ocuparlos en cosas que realmente merezcan la pena.

Regla Diez: La televisión no es la vida diaria. En la vida diaria, la gente de verdad tiene que salir del café e irse a trabajar.

Por enésima vez Bill Gates repite que la vida del hombre es trabajo. El hombre esta hecho para trabajar. Y no para trabajar como castigo, si no para trabajar como autorrealización de la persona.Si tenemos un concepto pobre del trabajo, como una carga inútil y por la que hay que pasar, y no le damos más sentido que ese, nos estamos perdiendo una gran parte de nuestra vida. El trabajo es duro y cansa, pero dignifica a la persona y le hace crecer como tal.

Regla Once: Se amable con los nerds. Existen muchas posibilidades de que termines trabajando para uno de ellos.

Es decir, aprende a convivir con todo el mundo. Siempre hay gente que nos cae bien,otros que no nos caen tan bien, y otros a los que no soportamos. Con estos últimos hay que aprender a convivir también. No solo (y ya me parece bastante) por caridad desinteresada con el prójimo, si no también,como dice Bill Gates, por nuestro propio interés: nunca sabes quién puede acabar siendo tu jefe.

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